La Cultura de cancelación ha hecho que los sensitivity readers sean cada vez más necesarios para evitar posibles quejas.
El sensitivity reader o lector sensible es un nuevo tipo de corrector. Al igual que hay lectores profesionales que se encargan de hacer informes de lectura aconsejando al autor cómo mejorar la trama, los lectores sensibles analizan el texto buscando fallos, prejuicios y malas representaciones que aparecen en la narración como reflejo del machismo, racismo, LGTBfobia, etc.
Editor/Lector Beta: “Oye, en esta escena los diálogos se ven un poco forzados y no se entiende muy bien lo que ocurre. Intenta describir mejor el lugar y las acciones de los personajes.
VS.
Sensitivity Reader: “Oye, el comentario de este personaje puede ser considerado racista. Si esa no era tu intención, deberías cambiarlo”.
Si es la primera vez que oyes hablar de un Sensitivity Reader, puedes pensar que no es un oficio realmente necesario, pero sino fíjate en el conflicto que dio lugar al titular de esta noticia:
“Lectores enfadados por la referencia de Ana Frank en la nueva novela de Hilderbrand”
¿Qué pasó? Pues que la autora estadounidense, Elin Hilderbrand, fue criticada por una escena de su nuevo libro que algunos lectores en las redes sociales llamaron antisemita. La escena problemática era la siguiente:
El personaje Vivian “Vivi” Howe planeaba quedarse en el ático de la casa de los padres de su amiga Savannah en Nantucket. Mientras debatían si pedir o no aprobación a los padres, Vivi hace referencia a Ana Frank, víctima del Holocausto.
El pasaje dice: “¿Estás sugiriendo que me esconda aquí todo el verano?” Pregunta Vivi. “¿Como… como Ana Frank?” Después, ambos personajes se ríen del comentario.
En Instagram, los lectores criticaron a Hilderbrand y Little, Brown, diciendo que la escena era un ejemplo de “antisemitismo casual”. “Como mujer judía, una que perdió a 18 miembros de su familia en el holocausto, me disgusta que el editor permitiera que se publicara esa línea. Es imperdonable “, escribió la usuaria de Instagram Cecile Leana.
La autora escribió que tenía a un Sensitivity Reader para vigilar que no se produjeran esos problemas, pero que el suyo no había comentado nada de esa escena. Aún así, pidió disculpas y dijo que iba a pedir que eliminaran esa frase en el ebook y en futuras reimpresiones.
1. Un Beta Reader tiene un pase. Un Sensitivity Reader, no.
La figura del Sensity Reader emergió primero en el mercado anglosajón y, como casi todo, después se importó al hispano/español.
Aunque hay quien duda de la utilidad de los lectores beta (que vendría a ser una persona que lee una obra escrita con una mirada crítica, con el objetivo de mejorar la caracterización y el estilo general de una historia antes de su lanzamiento al público.) la mayoría de escritores comprende su utilidad y algunos hasta los califican de necesarios e indispensables.
Sin embargo, la figura del sensitivity reader está repleta de polémica, del temor a lo “políticamente correcto”, de que las novelas se conviertan en algodoncitos de azúcar tras pasar por las manos de un sensitivity reader.
“Hoy en día ya no puedes decir nada sin ofender a alguien”.
2. ¿Por qué surgió este nuevo tipo de lector editor?
Se empezó a ver la necesidad de utilizar Sensitivity Readers a partir de una controversia que surgió en 2016, durante el prelanzamiento de la novela “El continente” cuyas primeras reseñas que recibió online criticaban representaciones problemáticas de personas negras. Es decir, el libro tenía cierto punto de vista racista que el autor no había sabido abordar.
Debido a eso, la fecha de lanzamiento del libro se retrasó y se enviaron copias de ‘El Continente’ a Sensitivity Readers, para que sugirieran cambios en la representación de las personas de color.
Este caso llevó a dos tipos de opiniones opuestas sobre los Sensitivity Reader:
- Los autores que decían que eso era Censura, pues ahora un escritor ya no puede mencionar nada sin tener miedo de ofender a algún colectivo.
- Los que consideraban que se deberían utilizar más Sensitivity Readers para mejorar la calidad del libro, evitar una mala representación y, posteriormente, evitar malas críticas en el libro.
3. ¿En qué ocasiones pueden resultar útiles?
No solo pasa en libros. La película Pan tuvo malas criticas por escoger a una actriz blanca para representar a la niña india de Peter Pan.
Para empezar, los Sensitivity Readers no son obligatorios, sólo son necesarios si el propio autor considera que necesita uno. ¿Y en qué ocasión puede necesitarlo?
Generalmente, dependerá del texto de la propia novela del escritor. Si el escritor ha hecho una novela sobre un caso policial y le ha pedido ayuda a un amigo policía (o al viejo amigo de internet) para que le ayude con el protocolo, también puede usar a un Sensitivity Reader si ha escrito algo sobre una familia china y no sabe qué tipo de tradiciones pueden tener en su casa.
En vez de inventar esas tradiciones o mencionar estereotipos que conocemos todos (comían arroz y dormían en el suelo) a veces puede resultar más beneficioso hacer que un lector chino repase el texto y te diga “Mejor que pongas esto otro, porque si alguien chino lee esto, se va a dar cuenta de que no tienes ni idea de lo que hablas.”
Así pues, los sensitivity Readers van a resultar útiles cuando un texto presente personajes pertenecientes a algún grupo, colectivo o minoría y el autor esté preocupado por representarlos bien.
4. ¿Qué Sensitivity Reader se tendría que contratar?
Dependerá del tema que le preocupe al lector. Si tiene la sensación de que sus personajes femeninos no han quedado bien escritos o podrían ofender a las lectoras femeninas, lo mejor será buscar a una sensitivity reader que sea mujer.
O, si ha escrito sobre un personaje transexual, lo más apropiado será buscar sensitivity readers que sean transexuales.
Los Sensitivity Readers no van a censurar el texto ni modificarlo, sino que van a hacer un informe de lectura señalando los elementos que pueden ofender a los lectores de esos colectivos, y van a proponer cambios, alternativas e ideas.
Aún así, el que tiene la decisión final es el escritor. Si el Sensitivity Reader le dice que algo puede ofender a ‘X’ personas y el escritor considera que de todas formas es importante y no hay que quitarlo, entonces va a quedarse. De igual forma que un beta reader puede decir ‘Este diálogo me aburre’ y el escritor puede decir que es importante y no cambiarlo.
5. Conclusión
En obras pequeñas y poco conocidas, puede no ser tan necesario contratar a un Sensitivity Reader porque, aunque a alguien no le guste algo, es difícil que unas pocas quejas hundan la obra y la reputación del libro. Así pues, a no ser que el autor trate unos temas muy controversiales y quiera cerciorarse de que no van a ofender a ningún colectivo, puede ahorrarse los 400-500 euros que puede llegar a suponer contratar a este tipo de lector de sensibilidad.
Por otro lado, pero, cada vez vemos más películas, obras y autores siendo juzgados por la forma en la que han tratado un tema, hasta el punto en que las críticas han sido tan negativas y brutales que es inevitable pensar que podrían haberse evitado si hubiese habido alguien que hubiese dicho ‘Oye, este libro dirigido al público LGTB es bastante homófobo, así que no sé a quién le va a gustar.’
Sin ir más lejos, un ejemplo de esto podría ser la reciente película de la cantante Sia, ‘Música’. En la película, la cantante trata el tema del autismo, pero lo representa de una forma que ofendió a mucha gente que tiene autismo por las expresiones faciales de la protagonista, que parecían más bien una caricatura, y la forma en la que el personaje arruinaba la vida de todo el mundo a su alrededor, hasta llegar al punto de tener únicamente un 8% de valoraciones positivas en Rotten Tomatoes, una de las mayores páginas web de críticas.